viernes, 6 de diciembre de 2019

Capítulo 7


Salir de Onderas, todo lo que debieron ver. Sus mentes no estaban preparadas para tanta maldad. El camino hacia la aldea se hizo tremendamente largo. Las miradas entre el grupo eran mínimas, y las que se dirigían a Belicia eran del todo oscuras. Nadie, a excepción de Franys, tenía ninguna interacción con ella.

Tras una semana de camino, lograron divisar la aldea. Se trataba de una aldea de pocas casas, todas de ellas bajas. Había algún huerto, y un poco de ganado, pero la aldea se dedicaba sobre todo a la extracción de hierro de una pequeña mina que se encontraba en su centro. Los aldeanos eran todos enanos, robustos y poco habladores.

Tras preguntar a varios de ellos, lograron adivinar que un par de forasteros aparecieron hacía unos días, y que actualmente se alojaban en la pequeña posada de la aldea, que hacía más las funciones de taberna y de sede de la asamblea de la aldea. Tras escucharlo, se dirigieron hacia allí.

La posada se componía de una sola estancia con funciones de comedor, y la cocina, y no tardaron mucho en encontrar a los dos forasteros. Un caballero de la Luz de tez y pelo moreno, que se encontraba riendo con otros tres aldeanos, y un hombre que superaba con creces al más alto que hubiesen conocido hasta el momento. Se acercaron a ellos y Jacluis se presentó.

_ Buenas. Supongo que son ustedes los dos enviados por el Templo para intentar aclarar lo que ha sucedido por aquí. Nosotros somos los enviados de Meribdia. Soy Jacluis, Maestro de Espadas. Conmigo vienen Librella, hechicera de fuego; Anisa, novicia del templo; Marsys y Tatoth, representantes del pueblo orco; Luura, una druida del Círculo; y Franys y Belicia, expertos botánicos.

Tras esto, todo el grupo le miró de forma extraña. Librella se acercó a él y le susurró_ ¿Desde cuando sabes mentir tan bien? _ La respuesta del guerrero fue una mirada jocosa.

_ Así que por fin llegáis _ Dijo el caballero _ Esperaba a un par de personas, pero no a todo un pelotón. Por desgracia, habéis perdido el tiempo, como nosotros. La historia no es tan interesante como creeríais. Parece ser que un aldeano se encontró con algunas plantas desconocidas por estos lares. Tras tocarlas, entró en un profundo sueño, por lo que todos aquí creyeron que estaba muerto. Pero tras pasar los días, el cuerpo no se corrompía, por lo que no podía ser devuelto a la tierra siguiendo el rito enano. Por eso se pusieron en contacto con el Templo. Pero todo ha sido un malentendido. Con el tiempo el enano despertó, vivito y coleando. Nosotros esperamos a que llegasen ustedes, pero se han demorado más de lo que creíamos.

_ Lo lamentamos, pero hemos tenido algunos contratiempos que nos han retrasado más de lo debido _ Dijo Anisa _ Aun así, me entristece que este viaje haya sido en vano. Todo el mundo se está hundiendo en la muerte y la sombra, y creí de veras que podríamos marcar una diferencia. Pero por desgracia, la única diferencia que podremos marcar será la de morir más tarde de lo que imaginábamos.

_ Tirius ¿De qué habla esta chica? A mi me contrató el templo como guía, no para morir de forma terrible ni nada por el estilo. No me han pagado para luchar. Soy un contratista, y tengo un contrato.

_ No te preocupes, no sé que pasará, pero cobrarás por todo. _ Dijo mirando al grandullón. Tras estó, fijó su mirada en Anisa _ Soy Tirius, por cierto, Caballero de la Luz. Este grandullón de aquí es Ruul, experto contratado por el Templo para guiarme por este sistema montañoso y laberíntico. Aun así, hermosa flor, no todo está perdido. Aquí mis nuevos amigos me estaban contando cosas sobre una especie de maldición, o sombra, que ha sido vista últimamente rodeando el Bosque Sombrío, y adentrándose camino de lo que se supone son las ruinas de la antigua ciudad de Virilia. Cuéntales, amigo. _ Le dijo a uno de los aldeanos que le rodeaban.

_ No es muy complicado. _ Comenzó el que parecía más viejo de los tres aldeanos _ Nosotros no solemos tener mucho trato con el resto de las razas, somos una aldea de orgullosos enanos mineros. Pero por desgracia esta zona es bastante yerma, y necesitamos alimentarnos. De vez en cuando vienen mercaderes, y a veces incluso nosotros enviamos algunos a comerciar en Muyabajo y en las aldeas elfas del norte de las Dentadas. Últimamente se oyen rumores de un sombra que se dedica a entrar y salir del bosque cuando cree que no se le ve…

_ Perdone. _ Dijo Librella cortando al enano _ Pero ¿Qué es un sombra?

_ Un sombra es un enemigo ancestral de los elfos _ Contestó Luura _ Se dice que es una criatura con forma humana, pero que no puede ser herido por ninguna arma mortal. Únicamente la magia es capaz de hacerles daño alguno. Yo nunca he visto a ninguno, pero antaño se ponía como requisito para entrar al círculo el entregar la cabeza de uno de esos seres. Aunque hace mucho que no se oyen noticias sobre su paradero, y creíamos que habían sido destruido todos.

_ Si, bueno, eso mismo _ Dijo el enano _ Si me permiten continuar. Como iba diciendo, se dice que un sombra entra y sale del bosque a su antojo. Pero no solo eso. Algunos exploradores y colectores de plantas han dicho haber visto luces extrañas en dirección a las antiguas ruinas. Y algunos marineros han explicado lo mismo sobre ellas, que se ven como destellos verdosos en algunos de los edificios en ruinas de la ciudad abandonada. Eso es todo lo que se ha dicho.

_ Como veis señores, a lo mejor todo esto puede tener algo que ver con las cosas esas que decís que se levantan tras morir. _ Dijo Tirius.

En ese momento Franys se levantó de golpe y salió de la posada. Todos se quedaron mirando, pero la única que se levantó tras él, fue Luura. Le descubrió a pocos metros de la entrada a la posada, mirando por un barranco.

_ ¿Qué te sucede? Si no fuese porque es imposible, diría que te has derretido.

_ Lo que ha contado. _ Dijo el asesino. _ La ciudad de Virilia que vuelve a estar en funcionamiento. Es imposible. Llevo siglos deambulando por este maldito mundo buscando una explicación a lo que me sucedió. Y en tanto tiempo no he logrado encontrar nada. ¿Y ahora resulta que todo estaba en casa? Me marché de allí, me convertí en este ser asqueroso. Todo lo que yo era, lo que tenía, estaba en Virilia. Luego los pueblos se sublevaron, y redujeron Virilia a cenizas. Eso es lo que siempre se ha contado. Yo me mantuve escondido durante años por miedo, y vergüenza. No pude ni ver por última vez mi hogar. Me comporté como alguien sin honor. No creo ser capaz de volver allí, y ver todo lo que no he sido capaz de proteger.


_ Toda la verdad se descubrirá, no te preocupes. Averiguaremos que es lo que está sucediendo.

_ Gracias elfa. Esta historia parece que está creando extraños compañeros de camino. _ Dijo Franys, tras lo cual se adentró de nuevo en la posada, solo para ver a sus compañeros levantándose.

_ Chicos. _ Dijo Jacluis._ Haremos noche aquí y recompondremos fuerzas. Mañana, al alba, saldremos hacia el Bosque Oscuro. Y visitaremos la antigua ciudad de Virilia.

Y tras eso, con una extraña mueca en la cara, el guerrero meribdiano comenzó a subir las escaleras, seguidos por los demás. Y ninguno se hacía idea de lo que iban a desencadenar con su decisión.

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